miércoles, 2 de julio de 2014

Mamá me voy de España

"Mamá, me voy de España"
"Hija, piénsalo bien... Ya sé que las cosas son difíciles pero irse fuera siempre es complicado... Encontrarás algo. Estudia otro máster mientras..."
"No puedo... no tengo dinero, tengo 30 años y no tengo experiencia más que como becaria. No puedo seguir así. ¿Cómo voy a poder desarrollar una vida personal? ¿Cómo voy a tener hijos algún día? ¿Cómo voy a labrarme un futuro? Tengo 2 carreras, y me ofrecen sueldos de 700 euros... No... Me voy..."
"Y qué haré yo sin mi hija... ¿Por qué pasará esto?"

Esta conversación simulada es una situación común en los tiempos que corren, tiempos de crisis, corrupción y lucha social. El abandono del país por parte de muchas de las personas con mejor preparación de España. Entendamos por preparación, no únicamente la clásica alusión al estudiante universitario, sino lo referido a las mentes preclaras que, pudiendo aportar mucho a su país, deciden, generalmente por desesperación, marcharse de su patria. Evidentemente, este drama es mayor para el país cuando se trata de personas que han sido preparadas desde el punto de vista formativo con dinero estatal. La llamada fuga de cerebros, que parece haber alegrado a miembros de nuestro gobierno alegando que "volverán". Pero... ¿volverán teniendo su vida en otra patria, su nueva familia y amigos, cuando tuvieron que marcharse porque no se les dio ninguna oportunidad de quedarse?
La famosa niña de Rajoy tendría hoy un futuro opaco aunque tuviese tres carreras y ocho masters. Probablemente esa niña terminaría viviendo en Alemania, mendigando por un sueldo decente, sufriendo las miradas de quienes han nacido en el país, la intolerancia y la desconfianza arquetípica que siempre mostramos hacia los extranjeros.
Y es que, a día de hoy, nosotros, queridos españoles, nos hemos convertido en los nuevos rumanos de Europa, sólo que a diferencia de la oleada de trabajadores primordialmente físicos que trataban de huir de un régimen dictatorial, los emigrantes españoles son en mayor medida personas con titulaciones superiores que huyen de una supuesta democracia que torpedea cualquier intento de cambiar el sistema desde dentro, o que no permite al sistema judicial encausar a figuras públicas por causas de corrupción, cuestiones en las que nos parecemos sospechosamente a una dictadura.

No deja de resultar curioso que los padres de muchos de estos chicos, e incluso muchos de estos chicos, vean como un peligro para el futuro del país formaciones políticas que han surgido recientemente, informándose en los mismos periódicos y medios que les han mentido descaradamente durante años y que, de una forma u otra, realizan titulares y manipulan el lenguaje basándose en intereses de los grandes poderes económicos de este país, que concentran la mayor parte de la riqueza y a la vez la mayor parte de la economía sumergida y el fraude fiscal.
Escucho por la calle hablar a personas cuyo sueldo apenas les permite llegar a final de mes, personas que defienden fehacientemente un sistema que les margina y obliga a sus hijos a emigrar. Contemplo en pueblos y pedanías a personas solitarias cuya familia lucha en el extranjero por una vida mejor que la que no han podido tener en España, hablar de los peligros de un supuesto sistema comunista que le robaría sus pertenencias mientras alegremente defienden y votan a partidos políticos que tienen más imputados que habitantes hay en el pueblo. Repitiendo coletillas de la prensa, esa perversión manipuladora tan en boga en los años 30 y 40 por el ministerio de un tal Goebbels en el III Reich.

Mucha gente, ignorante de la realidad, trata de explicar que esto no es culpa del gobierno, que los mercados lo han decidido. No son conscientes de que los mercados son las mismas fuerzas económicas ante las cuales responde el gobierno de España, incluyendo la banca alemana y las empresas del IBEX 35. Los mercados no son dioses, ni duendes, ni empresas sin rostro ni accionista. No deciden cuando sembrar la cosecha, ni lanzas rayos desde el monte Olimpo a los mortales, aunque si arruinan países y destruyen vidas por el mero placer de revolcarse en su sucio y asqueroso dinero. Pero la soberanía se la entrega el gobierno.
 Recientemente, una organización ligada al Partido Popular, las FAES, ha expresado su descontento respecto al sueldo mínimo español, haciendo hincapié en que es excesivamente elevado y frena las expectativas de ganancias de los empresarios españoles. La realidad es que nuestros sueldos mínimos son de los menores de Europa (una tercera parte), que si bien la carga total de impuestos, llamada carga fiscal por habitante, no se cuenta entre las más altas de Europa, sí lo son los impuestos indirectos que afectan principalmente a la clase baja y media, es decir a los trabajadores comunes, mientras que los impuestos directos son cada vez más bajos y las grandes empresas ganan cada día más dinero.
Esta misma organización también ha dicho que las leyes del despido siguen siendo demasiado rígidas para el empresario y se ha quejado de otras cuestiones como las horas extras o los honorarios de jornada laboral en diversas ocasiones. Supongo que este tipo de organización es a la que no temen los padres cuyos hijos se han tenido que marcha del país.
Supongo que considera mucho más peligrosos a sus vecinos y conciudadanos cuando se reúnen en un parque para debatir cómo frenar esta situación de saqueo. Vivimos en el siglo XXI, y nos encontramos con una red de mentiras y falsedades dispuestas por el propio gobierno en las que incluso una vicepresidenta trata de lanzar a los fiscales que han defendido a políticos corruptos y miembros de la monarquía, contra el líder de uno de los partidos que más votos obtenido en las últimas elecciones de forma totalmente legal, por hablar de una explicación política sobre un tema ciertamente peliagudo siendo su profesión la de politólogo… una persona que busca y explica causas políticas, lo cual no implica justificar hechos. Esa mujer es una de las personas que aludía al movimiento 15M diciendo que no era normal y que se presentaran en las urnas, que entonces obtendrían crédito y respeto.

Y es que, pervertir el lenguaje es algo muy sencillo, como ya sabía Chomsky cuando realizó un tratado sobre manipulación de los medios hace ya unos cuantos años. Intelectual, por cierto, que se ha unido a las críticas vertidas contra el gobierno español por sus constantes campañas de difamación contra todo aquel que quiera cambiar el sistema desde dentro, desde fuera o, simplemente, de no quedarse sentado viendo cómo le roban el rancho.
Un país puede arruinarse y dividirse por muchos motivos. La apatía y la indolencia, o las ganas de mantenerse en la ignorancia, son formas de arruinarse vergonzosas, deshorosas, y poco patrióticas.
No puedes gritar arriba España y defender a quienes han esquilmado el fondo de pensiones, no debes decir que votas a los "tuyos" cuando tu voto no es pertenencia de un partido, sino de un programa electoral que ha de cumplirse.
No es de recibo que te quejes de que tus hijos viven en Alemania o de que le han quitado el subsidio a tu sobrino, o que la ley de dependencia y su cuasi-desaparación afecta gravemente a un familiar enfermo, cuando a la hora de votar, te crees las mentiras vertidas y criticas una asamblea vecinal porque eso es de "rojos", sin conocer el verdadero significado de la palabra democracia.

Así pues, cuando te preguntes por qué ocurre lo que ocurre, cuando salga un ladrón o un corrupto en la tele, un imputado, alguien sospechoso de financiación ilegal, un presidente que se reúne con dictadores y sonríe o un presidente de una junta que ha dado paseos en yates con narcotraficantes, pregúntate qué parte de la culpa ostentas tú al no buscar información veraz y actuar cómo si no fuera contigo.
Pregúntate quién ha dejado este país arruinado, quién es el patriota, si quien calla y otorga, o quien pelea por el bienestar social. Dile a tu hijo que se marcha porque tú no defiendes sus derechos, porque tienes miedo a quienes luchan por la libertad, que te aterra lo nuevo y prefieres que te roben y tu hijo se vea obligado a emigrar.
Que más vale malo conocido, como tantos otros estúpidos refranes españoles, "sabiduría popular" y picaresca que nos han llevado al "todo vale" y "dimitir es un nombre ruso".
Que lo haces para defender la marca España, esa que ven fuera como sinónimo de corrupción, malgasto y estulticia.
Que lo haces porque son "los tuyos", aunque jamás se dignarían desayunar contigo porque te consideran escoria, ralea de clase baja que sólo existe para dar apretones durante la campaña electoral.
Plantéate a quienes tienes miedo y quién está aterrorizándote. Y luego quéjate porque tu hijo se marcha del país...

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