miércoles, 18 de enero de 2012

Libertad

Paseo por la calle y escucho las conversaciones ajenas. Todos los rostros parecen mostrar la misma expresión, las voces de su cabeza son filtradas a través de la gran red, la tela de araña tejida por los moradores del Olimpo.
Envidia. Consume. Sé feliz el 100% del tiempo. Trabaja. Basa tu vida en los conceptos tradicionales. No te diviertas más de la cuenta. No sientas.
"¿Viste ese lapiz de labios? El mío me gusta, pero no sé... ahora se lleva más este", le dice una chica a otra. Parece preocupada, incluso arrugas de concentración surcan su frente.
Incluso en algo tan nimio como eso, parece que han conseguido controlarnos.
No tengo nada en contra del consumo. Soy un ferviente consumista, siempre que se trate de aquello que me guste (me da igual si es ropa, discos, o comida, los bienes materiales nos hacen sentir cómodos, nos proporcionan pequeños placeres que hemos de abrazar).
Pero me molesta profundamente vivir en una sociedad en la que parece que nuestros pequeños placeres son impuestos. Somos meros productos. Receptores publicitarios, vasijas vacías que llenar con un contenido innecesario.
Si te apetece comprarte un pintalabios, adelante. No tiene nada de malo, no seamos demagogo. Es bueno gustarse a uno mismo. Pero no cambies porque la televisión te dice que el otro es mejor o más "cool".
Si me apetece comprarme un sombrero, lo haré. No lo haré porque esté de moda; no lo haré porque ya no esté de moda y quiero sentirme retro y especial. Lo haré porque me sale de las narices y porque me apetece.

Nos han robado la libertad, nos han cercenado. Somos espectros del neoliberalismo.
¡Vota! Da igual que nadie represente tus ideales, tienes que votar. Si no, no serás buen ciudadano. Si no crees en el sistema, no tienes derecho a quejarte. No tienes libertad, no deberías existir.
Ve a la moda. Si no, serás ridículo. Te considerarán un paria, un loco.
Manifiéstate, pero solo cuando te lo digan en la tele. Defiende tus derechos más absurdos: el derecho al botellón, o el derecho a tener un equipo de fútbol en primera división. Mientras, aniquilarán otros derechos más importantes, como el de reunión, la libertad de expresión...
No pienses, y NUNCA hables de política. Eres una oveja, ¿no lo comprendes? Si hablas de política, discutirás, porque eres profundamente imbécil, y no eres capaz de hablar sin ladrar, como un perro. Ellos pueden hablar, decidir tu destino, pero tú no. Tú tienes que ser un maniquí y decir que "no te interesa la política".
Habla de fútbol, del tiempo... constantemente. No pienses demasiado. Si alguien te dice algo profundo o interesante, cambia de conversación, considerále un loco, o habla de otra cosa. Critica a una tercera persona que no conoces, siempre es una gran opción.

Procura ser lo más indolente posible, deja que ellos piensen por ti, que la televisión dicte cómo has de vestir, quienes serán tus amigos, quién está loco y quién cuerdo. Oculta tus verdaderos sentimientos, no sientas nada por nadie, vive aterrado por el miedo y permítete sentir sólo cuando esa persona sea socialmente deseable.
Admira solo a personas famosas. Los que están a tu lado no pueden ser especiales, porque la gente especial sólo existe si la conoce todo el mundo. Si alguien a quién conoces provoca en ti un sentimiento cercano a la admiración, expúlsalo de tu vida, o táchalo de loco; es mucho más fácil así.
No te cuestiones las órdenes. Eres un soldado, una minúscula gota en el vasto ejército del consumo. Si te dicen que el último Audi es mejor que tu coche, cómpratelo, aunque tu coche te encante. Si te dicen que tu novia no es apta socialmente, cámbiala por otra. Cree a pies juntillas que las cosas no se pueden cambiar porque son como son, que tú no cuentas.
Puedes ir de alternativo, es otra tribu aceptada. Usa una estética parecida a los otros alternativos, con pantalones anchos, pana, y aspecto pretenciosamente intelectual. Habla mucho de arte, pero cuídate de que tus opiniones sean siempre originales y vayan contra toda corriente, así no te tomarán demasiado en serio, y tendrás tu confortable sofá en el mundo.
Ataca a los que son diferentes, desconfía de ellos y piensa que, si son diferentes, es porque son raros o tienen algún problema. No seas su amigo, no te emparejes jamás con uno de ellos, no pertenezcas a su mundo. Tú sabes qué necesitas: una posición social, un grupo de pertenencia.
Los lobos solitarios, aquellos que no nadan a favor de corriente, pero que tampoco portan estandartes contra todo lo establecido, son malos para tu vida.
Loco. Loco. Loco. Repite esa palabra si algo te hace realmente diferente. Si ríes cuando quieres, si no te importa llorar, si te sientes libre. Si no tienes un problema a la hora de acudir a alguien, de no acudir, de amar, de odiar. Si consumes cuando quieres, sin sentirte culpable por ello. Si crees que cuentas para algo. Si no te sientes un soldado de un ejército, sino un mercenario ocasional.
Llámales locos, huye de ellos. Tu libertad es una carga. Entrégala ahora, o caerás en el pozo de los olvidados.
Pero, sobre todo, no pienses y recuerda; el conocimiento te hace único, y eso hará que estés solo. Siempre es mejor ser un pelele en manos de las decisiones de los demás.

Belial Báez.

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